El que vemos en la imagen es Sam, uno de los muchos animales que la NASA envió al espacio con la intención de comprobar cómo afectaba ingravidez a los cuerpos orgánicos. Se trata de establecer una primera toma de contacto con lo que posteriormente iban a experimentar los humanos.
Sam, el mono que viajó al espacio en 1958, voló a una altura de 88 kilómetros a bordo del cohete Little Joe-2, un dispositivo creado como alternativa económica para los cohetes Redstone.
Pero Sam no tiene el honor de ser el primer mono en visitar el espacio exterior, sino que fue Albert el primate que 10 años antes inauguró esta clase de viajes para su especie. No obstante, también se experimentaron con otro tipo de animales, entre los encontramos a la perra Laika, enviada por la Unión Soviética en 1957, convirtiéndose así en el primer ser vivo terrestre en orbitar la Tierra.
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