miércoles, 26 de noviembre de 2014

La historia del gusano que vivió durante años dentro de un cerebro humano

La historia del gusano que vivió durante años dentro de un cerebro humano

¿Qué hace un gusano en el cerebro de una persona? La respuestas es sencilla, pero más llamativas aún son las imágenes de cómo este parásito convivió con su huésped durante 4 años. Y muy interesante es también lo que descubrieron los investigadores al respecto.


Los parásitos son esos seres que viven a costa de otros. Los hay más y menos dañinos pero casi todos resultan desagradables. Especialmente si hablamos de parásitos del cerebro. ¿Se puede vivir con un gusano dentro de nuestra cabeza? Oh, sí. Y si no que se lo cuenten al hombre que hospedó a un Spirometra durante más de cuatro años.


Spirometra erinaceieuropaei es una especie de platelminto (o planarias, gusanos planos) que afecta esencialmente a animales domésticos. Su presencia en el intestino de gatos y perros no es demasiado extraña, sobre todo en presencia de agua como ríos o lagos. Pero, ¿cómo termina Spirometra en el cerebro de un hombre de 50 años? Es más, ¿qué estuvo haciendo este gusano durante los más de cuatro años que permaneció en el cerebro de este hombre? La historia de Spirometra y de su hospedador es interesantísima para la ciencia.


Resolviendo el misterio


La historia comienza así. Años atrás, un hombre Chino de unos 50 años llega a un hospital inglés aquejado de dolores de cabeza, recuerdos de olores y flashbacks anómalos así como otros síntomas inquietantes. Tras realizarle múltiples pruebas, los médicos descartaron la tuberculosis, sífilis, el lupus e incluso la enfermedad e Lyme. Pero las pruebas de resonancia magnética, aquellas capaces de "fotografiar" el cerebro por dentro, mostraban algo inusual. ¿Un tumor tal vez? La biopsia dio negativo. Ningún marcador de cáncer. Nada, tan solo inflamación.


Spirometra

Este fue el paseo de Spirometra por el cerebro. Fuente: New Scientist.



El hombre fue dado de alta para volver al cabo del tiempo con los mismos síntomas. Durante el periodo siguiente se tomaron varias resonancias para tratar de descubrir el causante del problema. La región anómala tenía que estar relacionada, sin duda, pero ¿cómo? Los médicos se quedaron estupefactos cuando vieron como la extraña masa en su cerebro se movía. Finalmente decidieron operar al hombre y solucionar el problema de una vez por todas. Podéis imaginar la sorpresa que se llevaron al extraer de su cabeza un gusano de un centímetro de largo y varios milímetros de ancho.


El paseo gastronómico de Spirometra


¿Qué hace un gusano en un cerebro? Obviamente vivir. En este caso se dedicó a pasearse mientras se alimentaba. ¿Entonces se estaba comiendo el cerebro de su hospedador? Sí, pero no de la manera que creemos. Spirometra, como el resto de platelmintos cestodos, se alimenta a través de la piel por donde va absorbiendo ácidos grasos y otros nutrientes, de los cuales el cerebro es rico. Por tanto, Spirometra no devora el cerebro sino que va paseando absorbiendo todo lo que necesita mientras se abre paso lentamente entre el delicado tejido cerebral.


Solo hay unos trescientos casos documentados desde los años 50 y muy pocos del cerebroSu presencia y su paso provocan inflamación, que es la causa de los síntomas vividos por este hombre y de los cuales se recuperó satisfactoriamente tras extraer a Spirometra. La infección con Spirometra es algo verdaderamente inusual ya que es una especie típica de Asia y de la cual solo hay 300 casos documentados desde los años cincuenta. Y no todos en el cerebro. El ciclo de Spirometra erinaceieuropaei es bastante interesante ya que sus huevos (millones de ellos) eclosionan en el agua, infectan a diversos crustáceos minúsculos que son devorados por anfibios o peces y estos a su vez por otros animales como gatos y perros.


En estos animales es donde Spirometra termina de desarrollarse y poner los huevos que volverán al agua. El único medio por el que Spirometra puede pasar al ser humano es comiendo un pez o un anfibio infectado. Y aún así es una cuestión complicada. Una vez en el tracto, la larva plerocercoide (así se denomina el último estadio del gusano antes de ser adulto) se desplaza por el cuerpo infectando músculo, epidermis o, a veces, cerebro. Esta infección, conocida como esparganosis, no suele ser demasiado dañina en el caso de Spirometra y otros cestodos, aunque no por ello deja de ser molesta peligrosa. Pero al fin y al cabo, el ser humano suele ser un hospedador accidental y no el objetivo de estas especies.


Más allá del gusano en el cerebro


Decíamos antes que la ciencia a prestado especial interés al caso de esta Spirometra. Esta infección es extrañísima en Reino Unido así que los médicos enviaron el gusano a analizar. ¿Y cómo lo hicieron? Muy sencillo, con un análisis genético. Así constataron de que se trata de Spirometra erinaceieuropaei y no otra especie. Pero también comprobaron algo más. En primer lugar que su genoma es unas 10 veces más grande que el de otras El genoma de Spirometra erinaceieuropaei es 10 veces más grande que el de otros platelmintosespecies de planarias. En segundo, que contiene una serie de genes que hacen a Spirometra resistente a varios medicamentos contra platelmintos.


El estudio del genoma también mostró los genes participantes en la infección, aquellos que expresan lo que necesita Spirometra para poder invadir a un animal. Esto es especialmente interesante ya que nos permite conocer mejor como funcionan estos parásitos y otros parecidos de su misma clase (y más comunes). De esta manera podemos desarrollar nuevas medidas de control y medicamentos contra otras esparganosis. Además nos da más pistas en el conocimiento de estos animales, cosa que siempre es interesante. Así que la historia de Spirometra acabó con su paseo y nuevos conocimientos genéticos sobre este animal y otros parásitos. Una información muy valiosa y que ayudará a abrir nuevas puertas en la búsqueda de los secretos de la vida.




















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