Nueve de septiembre. Guarden esa fecha en sus agendas porque, muy probablemente, ese día presenciemos otra de las keynotes de Apple que quedarán para la historia de la tecnología.
We wish we could say more. Esa es la frase que encabeza la invitación que Apple envió a los medios de comunicación esta semana y en la que confirmaba el nueve de septiembre como fecha de presentación de nuevos productos –fecha de presentación que ya había sido adelantada por Re/Code y otros medios estadounidenses de gran nivel, como Bloomberg, Wall Street Journal y similares–. Una frase con la que Apple deja lugar a la imaginación. Una frase con la que la compañía deja entrever que no se trata de un evento más. No va a ser lo mismo que hemos visto durante los últimos años, no. Va a ser aún más.
Esa deducción no solo se extrae de la frase de la invitación –de hecho sería un poco irresponsable por mi parte deducir esta conclusión de algo tan insignificante–. Son una serie de sucesos y factores que, curiosamente, encajan entre sí a la perfección, los que llevan a esa conclusión.
Como ya hizo varios años atrás, Apple podría revolucionar otra industria más: los wearables
La pieza principal de este puzzle –y la más obvia– es la intensidad que ha alcanzado la rumorología sobre el posible iWatch (si es que finalmente se llama así el primer wearable de Apple). Desde hace varios años ha existido el rumor de que Apple estaba trabajando en wearables, una nueva categoría de producto en la que ningún fabricante ha logrado el éxito aún y en la que se espera que, al igual que ocurrió con los smartphones y las tablets, Apple de un giro a la situación. Pero esos rumores nunca han alcanzado el nivel de intensidad que estamos presenciando en estos meses.
Ese incremento de intensidad ha sido generado por las últimas contrataciones de Apple (todas relacionadas con el mundo de los wearables y la moda) y las declaraciones de los directivos de la compañía a lo largo de este año –las cuales están siempre muy medidas por el equipo de prensa de Apple–, quienes dejaron entrever que la compañía está trabajando en wearables en numerosas ocasiones. Además, medios de comunicación como Re/Code, Wall Street Journal y Bloomberg han afirmado en numerosas ocasiones que Apple entrará en el mercado de los wearables este mismo año. Y créanme, estos medios de comunicación no lanzan afirmaciones de este calibre si la base es arena movediza. Muy probablemente, alguien de Apple les pasó esa información –de hecho, todos sabemos gracias al artículo de Mark Gurman que Apple envía información anticipada a medios muy concretos para ir generando expectación antes de un lanzamiento, inclusive si se trata de un gran lanzamiento como parece que será este wearable–.
La segunda pieza fundamental de este puzzle es la siguiente generación de iPhone. Precedido de un cambio de mentalidad en Apple visible claramente en este año 2014 –el mejor ejemplo de ello es la pasada WWDC–, todo apunta a que Apple lanzará la siguiente generación de su smartphone en dicho evento. Si el posible wearable ha generado por si solo una gran expectación durante estas semanas, el supuesto iPhone 6, como todos los iPhones anteriores, ha aumentado aún más ese hype.
Es cierto que del iPhone 6 conocemos una gran cantidad de detalles –sería muy sorprendente que Apple presentara un smartphone totalmente diferente al que se ha filtrado en las últimas semanas, la verdad–, pero aun así, la expectación se genera. Y es que el iPhone 6 parece que supondrá el rechazo de Apple a algunas de las ideas más firmes que ha tenido en los últimos años, como la negativa a aumentar el tamaño de pantalla o a incorporar tecnología NFC.
De la misma forma, iOS 8, la nueva versión de su sistema operativo para móviles también hace check y solventa muchas de las quejas de los usuarios, como la dificultad para compartir datos entre aplicaciones o la falta de unas estadísticas de batería más detalladas. Pero no solo se limita a solventar carencias, sino que también innova con funciones como Handoff y Healthkit. Por no hablar del rumoreado sistema de pagos móviles que podríamos ver también el próximo nueve de septiembre. There’s a lot of stuff going on here.
Y por último, la tercera pieza fundamental –formada a su vez por pequeñas sub-piezas– es el evento en sí. Tendrá lugar nada más y nada menos que en el Flint Center, lugar en el que Steve Jobs presentó el primer Macintosh hace 30 años (1984). Asimismo, el aforo del evento es considerablemente mayor al de otros eventos organizados por Apple –a excepción de la WWDC, a la que también asisten desarrolladores de todo el mundo y, por lo tanto, el aforo debe aumentarse para cubrir la demanda–.
No podemos olvidar las infraestructuras que se están montando alrededor del Flint Center, las cuales, según han comentado algunos de los trabajadores, son las más complejas y sorprendentes que han montado en toda su carrera profesional. Si este fuera un evento más de Apple como los anteriores iPhone o iPads, muy probablemente no invertirían en unas infraestructuras de tal nivel.
Y para poner la guinda al pastel, personas muy cercanas a Apple como Jim Dalrymple y John Gruber (conocidos por filtrar informaciones sobre productos de Apple y mantener una estrecha relación con el equipo de PR de la compañía) han estado durante estos últimos días en Cupertino, muy probablemente para presenciar una demostración privada de los nuevos productos junto a personas de otros medios estadounidenses (como WSJ, Bloomberg y demás). Además, estos han publicado tweets rebosantes de hype, algo que, unido con todo lo anterior, deja claro que no se trata de un evento más de Apple.
Holy shit people, hang on to your hats, this is going to be a wild ride.
— Jim Dalrymple (@jdalrymple) agosto 28, 2014
¿Alguien duda de que este es un evento más de Apple? Yo, sinceramente no. Quizá nos acabe defraudando porque el hype es demasiado alto y no es capaz de cumplir las expectativas, pero una cosa parece muy clara: los de Cupertino no están tomando este evento como cualquier otro organizado por la compañía. Y si hacen eso, es porque algo muy grande vamos a ver en él.
Así pues, vayan preparándose para el próximo nueve de septiembre porque quizá vivamos otra keynote para la historia, como ocurrió con la del Macintosh, la del iPhone y la del iPad en 1984, 2007 y 2010 respectivamente. En Hipertextual, obviamente, estaremos cubriéndola en directo para contarles todas las novedades.
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