Los vehículos eléctricos compactos con autonomías superiores a 500 kilómetros y a un precio asequible son el objetivo de todos los fabricantes de este tipo de automóviles, por ello, la investigación en materia de baterías es fundamental. Las baterías de electrolito sólido pueden revolucionar este segmento al ofrecer mayor seguridad, menor coste y mayor densidad.
Las baterías de electrolito sólido pueden ser, como otras tantas tecnologías que estamos descubriendo, la llave maestra para que los vehículos eléctricos triunfen, de una vez por todas. El empeño de la gran mayoría de fabricantes es muy importante y aunque no tiene que ser la mejor alternativa al gasóleo, es muy probable que sea la que acabemos usando de manera masificada en pocos años.
El talón de Aquiles de las baterías que podemos ver en los vehículos eléctricos actuales es su densidad, muy baja, y todas las investigaciones que se están realizando en la actualidad tienen como objetivo aumentar este dato. Ahora mismo hay dos opciones, o bien se ponen más baterías (aumentando el coste del vehículo, su tamaño, peso...) o se investiga para que en el mismo espacio podamos almacenar más energía.
El precio del kWh podría ser de 100 dólares, una cifra soñada por muchas compañías.
Los principios por los que Sakti3, una empresa participada, entre otros, por el Departamento de Energía de Estados Unidos, se basa son muy claros: obtener mayor densidad, pero además que las baterías sean más seguras y sobre todo, y lo más importante, más económicas y mas compactas.
La mayor ventaja teórica que tienen las baterías de electrolito sólido frente a las actuales de litio es precisamente su componente sólido. Esta peculiaridad hace que no pueda haber cortocircuitos ni filtraciones y que su refrigeración sea mucho más eficiente. En este vídeo podréis ver una de sus características más impresionantes, su resistencia a las altas temperaturas.
Todos los proyectos de investigación relacionados con las baterías de los coches eléctricos tienen un futuro prometedor, pero ninguno está todavía listo para llevar su avance a las baterías de producción. Esto quiere decir que podemos olvidarnos de ver autonomías equivalentes al alcance que tiene un vehículo convencional. La siguiente generación de vehículos eléctricos de acceso, como por ejemplo en el segmento de los compactos, tendrán una capacidad de unos 300 kilómetros, gracias, en gran parte, al trabajo aerodinámico y en materia de eficiencia de los ingenieros.
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